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El romero es una planta que florece más o menos, según las condiciones meteorológicas, en otoño y a principios de la primavera. Por eso para que haya una buena cosecha de miel es preciso que haya dos épocas seguidas meteorológicamente buenas, la primera para que se desarrollen bien ramas jóvenes, y la segunda para que se desarrolle sobre ellas una buena floración.
También hace falta que el invierno sea frío y paralice a las plantas, para que cuando llegue la primavera temprana les quede floración por sacar. Cosechamos esta miel a principios de primavera en nuestros colmenares de la Sierra Oeste de Madrid principalmente.
La miel de romero es tenue, combina bien con cualquier alimento al que se quiera aportar un componente de gusto dulce y un aroma delicado. Es muy adecuada para diluida con un poco de agua, acompañar a los aliños de ensaladas, combina bien con los pescados, añadiéndola en pequeñas cantidades al final de la preparación, en caliente; y con algunas carnes, postres, frutas, infusiones y bebidas refrescantes…
Entre sus propiedades resalta su acción antiséptica, expectorante, antibacteriana, diurética, cicatrizante y analgésica.
La miel de romero es rica en vitaminas, minerales y antioxidantes que contribuyen en la mejoría de nuestra piel, estómago (excelente protector gástrico), cabello, higiene íntima e incluso nuestro cerebro, liberándole del estrés, que, en la actualidad, es uno de los peores males sociales.